jueves, 3 de diciembre de 2009

En nombre de la religión


El autor de este trabajo de recopilación, de cuyas datos y expresiones dudo -estoy convencido de que están sobredimensionadas-, debe ser cristiano. O al menos no musulmán. Es triste cualquier muerte y destrucción. Y máxime si se ejecuta en nombre de cualquier religión, que no es otra cosa que la expresión filosófica del miedo del hombre a su efímera existencia y a su inexorable paso hacia la muerte.

No me preocupa que se hayan cometido todas esas barbaridades. Se comentieron. No podemos volver atrás. Me preocupa realmente lo que pueda ocurrir en el futuro. Las represalias, venganzas y hostilidades nacidas de semejantes atrocidades. Me preocupa la arenga que lleva implícita para el resto de los partidarios y practicantes de otras religiones europeas.

La lucha sangrienta, despiadada y sin escrúpulos entre religiones viene sucediéndose desde hace miles de años. Amenávar ha puesto de moda el caso de Hipatia. En su época se libraron batallas con miles de muertos. Y todo por imponer una creencia u otra. En nombre de la religión y sus preceptos se han comentido las mayores atrociadades jamás conocidas el mundo. Y lo malo es que presiento que se seguirán cometiendo. Espero no verlo.