Tiene los mejores. O al menos eso es lo que cree. Pero no tiene todos los mejores. Y lo acabamos de comprobar. Alguna vez tenía que errar y lo hemos sorprendido en el primer gran renuncio.
Google lo había hecho casi todo bien hasta ahora y en su haber no figuraba ninguna metedura de pata tangible. Algunos dicen que la compra de Youtube es la gigantesca pifia de los de Mountain View. Pero lo cierto es que aún no le ha sacado punta a tan concurrido lugar en la red. ¿Le damos el beneficio de la duda? Personalmente creo que hay que darles un poco de tiempo. Estoy seguro que nos van a acabar sorprendiendo.
Incuestionable es que ha resbalado. Google se ha pegado el primer batacazo. En mi fantasiosa imaginación –de la que he hecho gala en algunos desafortunados episodios en esta brocha- veo una de las oes de Google con un impresionante chichón fruto de la figurada caída, tal y como la compañía en su logo nos hace ver el paso de las estaciones o la llegada de fechas señaladas. Y a las faldas de la montaña, curan las heridas con algún tipo de ungüento salido de alguna máquina con algún dispositivo creador de cremas mágicas.
Ya, ya, ya... Ya voy al grano. El mejor buscador ha detectado “técnicas ilegítimas” para lograr una posición relevante en el buscador. Vamos que se la están colando –con perdón de la expresión-. Las compañías utilizan textos ocultos, intercambios de enlaces, bombardeo de blogs o la incorporación de foros de discusión.
Hasta ahora, todos creíamos que una buena posición de una página en los resultados de la búsqueda obedecía a un número mayor de impactos, luego resultaba que la página recibía muchas visitas, luego considerábamos que gustaba o servía a mucha gente, luego creíamos que merecía la pena visitarla. Bueno, pues ese presupuesto ya no lo podemos considerar taxativo como antes. Ahora debemos colocar alguna forma verbal condicional para referirnos a ese supuesto. O colocar alguna sombra de duda para no equivocarnos.
Pero los de Google también saben amenazar. Advierten que aquéllos que incurran en semejantes prácticas pueden sufrir penalizaciones o incluso suspensión del sitio en el buscador. Uf, eso significaría para muchos pérdidas millonarias.
Dicen que el motor de búsqueda que ronronea debajo de Google dispone de más de 200 variables que se modifican de manera constante. ¡Cachis en la mar! Si son buenos los de Google, mejores tienen que ser aquellos que han logrado saltarse tan abrupta e infranqueable tela de araña algorítmica.
Más datos que me han dejado boquiabierto: el sistema de rastreo indexa nada mas y nada menos que un millón doscientas mil direcciones en –atención- 0,13 segundos. ¡Como el que hace churros! El ritmo de crecimiento de internet supera a buen seguro la capacidad de rastreo de Google. Pero no me negarán que el arrastre de google abarca mucho más de lo que creíamos.
Ay, Jota, cuanto que inventar y cuanto que imaginar...