Por fin. Llegó. Ahora sí que no hay dudas. Llegó la televisión a la carta. Y como no podía ser de otra manera, llega a través de Internet, la única plataforma capacitada para sustentar una revolución semejante en esta espiral inexorable de sinergia entre dispositivos y medios de comunicación.
Lo prometido es deuda y la semana pasada charlamos sobre Just, o Joost, que ya dijimos cómo era castellanizado. Una plataforma que te ofrece, para los mas despistados, televisión a la carta en Internet. Y esta semana prometí transmitir mi experiencia. Ahí va.
Dependerá de muchas cosas, de muchos movimientos, de muchas negociaciones secretas bilaterales para que conozcamos hacia dónde camina semejante invención. Pero lo de Joost es genial. Como la mítica prisión de Alcatraz, imagino que tendrán la tecnología que despliega semejante lugar en la red, allí, en el más profundo y recóndito de los cajones de una caja blindada custodiada por el sistema de seguridad más avanzado, si es que hay algo tan seguro. Una tecnología que debe ser espectacular.
Puedes buscar tanto por cadenas específicas, ya sean temáticas o no, guardártela en una especie de “favoritos” y verlas cuántas veces quieras. Los contenidos los suben las cadenas y sólo las cadenas, luego no admiten vídeos de particulares frente a lo que hace Youtube, que, por cierto, aún anda ahí Google, su nuevo propietario, estudiando cómo le saca dinero a un portal que tiene una demanda por violación de derechos de autor de 1.000 millones de dólares. Ahí es nada. Ah y ¿Saben qué hicieron los ex propietarios de Youtube cuando firmaron la venta a Google? Editar un vídeo bebiendo champán para celebrar un negocio redondo. No se creían lo que google había pagado, 1.650 millones de dólares. Por doubleclick, dominador de la mayor parte de la publicidad en Internet, pagó la descabellada cantidad de 3.100 millones de dólares.
Ya estoy mareado, Jota, tratando de imaginar semejantes cantidades. Me da vueltas la cabeza. Pero, mareado y todo voy a seguir vertiendo sobre Joost toda la baba que me quede. Porque me ha dejado asombrado. En los primeros segundos, se produce alguna duda y salta un poco el vídeo, pero en el momento en el que se estabiliza, ves todo sin problemas, con una calidad cercana al DVD, al que ya anuncian que llegaran pronto. Eso quiere decir que ya están haciendo pruebas. Cambias de contenido, de canal o de vídeo con una velocidad de vértigo.
El sistema es bien fácil. Para niños. Tienen que invitarte. Te llega el correo y pulsas sobre el enlace correspondiente. Te bajas el programa y a partir de ahí puedes invitar a otros. ¿Y por qué este sistema tan cerrado, te preguntarás, Jota? Muy sencillo. Han mirado alrededor y ven qué estrategia es la que funciona en la red. Sólo hay que mirar el rotundo éxito de gmail, el correo de Google, que arrancó de la misma cerrada forma que lo hace Joost: acceso mediante invitación. Gmail hace meses que abrió la mano y ya cualquiera sin invitación puede hacerse una cuenta del mejor de correo webmail que existe en el mercado gratuito. Casi sin ninguna duda.
En esta apertura de gmail me baso para pensar que pronto, cuando los usuarios registrados superen las seis cifras, Joost retire la restricción de la invitación.
Ay Jota, cuanto que experimentar y babear