Greenpeace está de gira por Europa. Cumple 25 años en España. Andan con el emblemático "Rainbow Warrior" atracado en el Muelle de las Delicias de Sevilla explicando las consecuencias del cambio climático.
La organización ecologista siempre me ha parecido temeraria pero necesaria. Cuando queremos alcanzar metas a tres cuartas partes del camino por recorrer, seguramente habrá que poner el ojo y el objetivo en el final para lograr finalmente lo que queremos. Por eso creo que son tan acerbos como platónicos; tan vehementes como insultantemente razonables.
Pero hoy me han defraudado. Preguntados por el paso de miles de romeros en peregrinación -ida y vuelta- a la Romería de El Rocío, en Huelva, la responsable de Cambio Climático en la organización, Aída Vila, ha comentado que no se van a oponer al paso de miles de romeros por zona protegida del Parque Nacional de Doñana todos los años.
Como todos sabemos la Unión Europea ha multado a España en varias ocasiones por esta circunstancia y sus consecuencias en uno de los pulmones de Europa.
Y mientras decían esto, criticaban las políticas dubitativas del Gobierno por ejemplo cuando dan ayudas al sector del automóvil para facilitar la compra de un coche sin exigir que el modelo tenga una emisión pequeña de CO2 a la atmósfera.
No se puede utilizar distintos raseros de medir. Para mi gusto, mucho arriesgar vidas con balleneros, centrales térmicas, algarrobicos y vertidos tóxicos, pero lo cierto es que Greenpeace no se ha atrevido con la Romería más importante de España. Lo dicho, me ha decepcionado.