jueves, 25 de enero de 2007

El ojo que todo lo ve

Mi casi amigo Jota, o Jesús Javier Pérez Hernández, a quien aprecio a pesar de lo poco que lo conozco, me ha brindado la oportunidad de escribir y locutar un comentario que cierra su programa "Enredados" de Radio Guadix (Granada), Cadena Ser. En www.interurbe.com puedes encontrar el poscast y escuchar el programa con una excelente calidad. Mi comentario está escrito a continuación. Intento mostrar de un modo particular la otra cara de Google, el rostro que no se ve del ojo que todo lo ve.

TODO LO VE

Buenas tardes, jota. Te ha visto. A tí y a mí y a millones de personas. Sabe lo que haces, cuándo y en cuánto tiempo lo haces. Con quién te disculpas; a quién y qué respondes; conoce tus gustos, tus inquietudes, tus deseos más íntimos; incluso conoce tu capacidad de intuición para acertar dónde hay que pulsar para obtener determinado recurso, lo que todos conocemos como usabilidad.

Es el gran ojo que todo lo ve. Es como el cura en un pueblo pequeño en los años 50 y 60. Es mucho mas que wikipedia elevado al cuadrado, la Encarta o el Larousse. Es simplemente, el buscador, donde está todo en Internet. Es Gugel o google, como lo castellanizan acertadamente algunos. Porque si no se sabe pronunciar en inglés, hay que castellanizarlo. Así nos enseñaron. Así que ningún temor en decir google, por muy raro que suene.

Pero qué bueno es el buscador. Hay muchos que dependemos de él. Lo encuentra casi todo, dicho el “casi” como el plural de modestia, para no equivocarnos. Pero nos conoce como si nos hubiera parido. Puedo imaginarme a esos brillantes ingenieros de todo el mundo en Mountain View partiéndose de risa cuando, un día, un día con el corazón partío, -de lluvia, claro- que los hay, recordamos arrumacos. Ese día te sale escribir a una antigua amiga con derecho a roce ya casada y con hijos. Y le cuentas cuánto y bien recuerdas aquellos momentos con alguna cursilería propia de las novelas de la sobremesa. Y ahí te pillan. Y se parten de risa, mientras acarician su perro o duermen al bebé, que todo eso permite la empresa a esos ingeniosos especímenes.

Aquellos que utilicen su correo, gmail, como tu y yo, Jota, pueden hacer una prueba que no falla. Si buscáis como destino turístico un país en más de una ocasión, -con google, no me hagáis trampa- como por arte de magia, en la banda superior, justo donde comienzas a leer los correos, te aparece la agencia de viajes –mira qué casualidad- ofertándote el mismo destino que tardes atrás habías buscado.

Cómo afinan los joios. Posiblemente obren en su poder los datos más fiables de la red. Me río yo del OJD y de sus informes maquillados por las pillerías consentidas de algunos líderes en visitas en España. Que todos sabemos que los servidores sirven caché todos los domingos por la mañana como mínimo hasta el mediodía. Y esos mismos medios luego cuentan miles de visitas. Que la policía no es tonta. Pero ése será otro tema.

Me río yo ahora de las cosas de mi madre: “Te conozco como si te hubiera pario”, me dice. “Conocerme, google”, le contesto yo, “ése sí que me conoce bien”. “¿Y ese quién es?”, pregunta, “¿Ese de Internet? Eso tenéis que dejarlo hijos míos, porque eso –asevera muy convencida- va a llevarnos al fin del mundo”.