martes, 25 de agosto de 2009

Periodismo reposado y periodismo inmediato

- Intercambiar y compartir 140 caracteres. No más. Esó sí, entre quienes tu quieras. A cualquier hora del día. La llegada es inmediata.

- Bueno, pero para eso no está el correo?

- Si, pero no aparece solo. Hay que abrirlo.

- No acabo de verlo ¿Cuánto tenemos que invertir en esto?


- No sé, al principio será sólo interno, pero ya lo abriremos y a medida que vayamos creciendo habrá que ir haciéndolo más complejo y tendremos que invertir en tecnología para hacerlo más rápido.

Buenas tardes a todos. Ésta podría haber sido la conversación precedente al nacimiento del servicio gratuito de microblogging más importante de la red: Twitter. Comenzó como un proyecto de investigación en San Francisco. En sus comienzos tuvo un funcionamiento interno. En octubre de 2006 vió la luz. Y todo gracias a Jack Dorsey, padre de la criatura. De entre los usos más conocidos está el seguimiento de eventos en directo, la retransmisión de charlas inaccesibles o el intercambio de opiniones.

Y ahí es cuando lo relacionamos con el periodismo. Desde sus comienzos, siempre han existido a groso modo dos tipos de periodismo: el inmediato y el reposado. El reposado espera para regurgitar y volver a digerir los datos para, analizados, contextualizarlos y conexionar las aristas del tema en cuestión. Da tiempo a aderezar el tema, a tocar todas las teclas, a desmenuzarlo. En cambio, el periodismo inmediato se ciñe al dato, a lo último que se conoce, a lo último que hay que saber. Lo queremos saber ya en esta carrera continua contra el tiempo. Y ahí es dónde reside la mayor parte del éxito de la red social Twitter. Se conoce lo último inmediatamente.

Pero no nos engañemos. Twitter no es más que una herramienta. Que sin duda ha dado y seguirá dando mucho que hablar. Para bien y para mal. En soitu, por ejemplo, lo más visto en los úlimos días sigue siendo el informe que asegura que el 40 por ciento de los tweets son palabrería sin interés. A algunos les ha escocido más que a otros. Una de sus conclusiones es que menos del 4% son noticias, actualidad o información. Y a lo mejor es hasta verdad. Muy bueno debe ser entonces ese cuatro por ciento, digo yo.

Decía que para bien y para mal. Porque no hay más que recordar la que se montó con la caída del sistema el pasado seis de agosto, con la enredada Rosa Jiménez Cano tratando de explicar en Cuatro qué había ocurrido y la trascendencia de la red social en Estados Unidos, con políticos y empresarios tirándose de los pelos porque el servidor se había caído.

Sin ir más lejos hay que recordar el mayúsculo susto que se llevó Juanes tras recibir amenazas de muerte a través de Twitter por cantar en Cuba. De hecho los internautas estadounidenses han promovido recientemente el boicot a los productos escoceses en represalia por la liberación de Abdelbaset Ali al-Megrahi, espía de la inteligencia Libia liberado por razones humanitarias, pues padece cáncer terminal de próstata, y considerado cerebro del atentado que en 1988 costó la vida a la mayoría de estadounidenses que viajaban en el avión PanAm.

En cualquier caso, Twitter sigue creciendo en servicios. Además de la implimentación en diferentes entornos y sistemas, permite a los usuarios mostrar su situación geográfica, tiene un lenguaje propio abreviado parecido al usado en los SMS o tendrá cuentas premium antes de que finalice el año.

Se ha convertido además en los ojos del mundo, porque incluso en las invitaciones a determinadas fiestas figura su prohibición expresa. Y sólo algunos políticos se han dado cuenta de ello, entre otros, el enredado y flamante Lehendakari, Patxi López, que recientemente concedió una entrevista a través de Twitter para celebrar sus 100 días en el cargo ¡Toma ya! Todo un ejemplo para muchos otros.

Ay Twitter, de cuántos atolladeros nos vas a sacar, en cuántos laberintos sin salida nos vas a seguir metiendo y cuánto te tenemos que agradecer y criticar.

Si nos dejan, en otra ocasión, seguiremos enredando. Adiós









Nueva iniciativa de los Enredados:

#twitteryperiodismo Las conclusiones: Narrativa social en sus mínimas expresiones"