lunes, 3 de agosto de 2009

Enredados por la Paz. ETA No

Los Enredados estamos por la Paz.


Los Enredados en pleno hemos decidido no quedarnos callados y decir alto y claro ‘ETA, No’.
Así que nos hemos sumado a la iniciativa de César Calderón, Torico de Oro de los Enredados, con su llamamiento urgente a la Blogosfera para condenar los últimos atentados de ETA.

No al terrorismo de ETA

Enrique Meneses, promotor de esta iniciativa de los ‘Enredados por la Paz’, firma en su blog desde la maestría y la experiencia, una locomotora de Periodismo, la entrada titulada ‘50 años… Felicidades ETA’ de la que destacamos esta frase: “Pero ya están preparando vuestras celdas”.

Paco Torres, Juan Pablo Seijo, Alicia Baidal, Javier F. Barrera y Sebastián Forero se han sumado cumplidamente a la causa.

Javier F. Barrera ha resumido además la acción de los ciberactivistas contra ETA en un post titulado ‘Social Media against ETA’ y Sebastián Forero ha vuelto a firmar en su columna La Brocha Digital un canto a la libertad, la nuestra; que no la de los etarras; que no la tienen ni para nosotros ni para ellos mismos.

"Buenas tardes

50 años. Medio siglo. De segundo en segundo. Minuto a minuto. Hora tras hora. Un día detrás de otro. Un mes y otro. Años sumando. Te felicito por haber sobrevivido tanto tiempo. Es para mí más una obligación que una mera cortesía.

Eso sí, debe ser una felicitación enorme, gigante, por las montañas de dolor acumuladas; por los ríos de sangre derramados corriendo por la memoria colectiva del pueblo; por las lágrimas derramadas; por la cantidad infame de inocentes; porque eres una bestia, una alimaña, un jabalí herido desgarrando tripas de perros en plena cacería; porque no escuchas; porque no razonas; porque hace tiempo que se te acabaron los argumentos ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Hasta cuándo?

Hace poco te quedaste con dos vidas más, como un trofeo de pesca o de caza, para colocar en el estante del comedor. De nuevo tu lengua bífida dibujó en el aire las ondas para oler más muerte. ¡Qué más da quien fuera! ¡Qué más da cuántos fueran esta vez! ¡Qué más da quien construyera el artefacto, quién programara la maquinaria! ¡Qué más da qué manos quedarán enterradas para siempre por el mero hecho de haber elegido un trabajo y no otro! ¡Qué más da todo cuando el objetivo está cumplido! ¡Qué más da una vida! ¡Bien vale una sonrisa abertzale!

¿Y si te desnudamos? ¿Y si te quitas toda la ropa y me muestras dónde está la diferencia? ¿En el color de la piel? ¿En la espalda más ancha? ¿En las piernas más delgadas? ¿En las manos más grandes? ¿Dónde reside tanto detonante pestilente convirtiéndose en el combustible que mueve el rencor, la codicia y la ambición? Claro, no lo sabes. Y no lo sabes porque seguramente no la hay. Pero, además porque nunca te paraste a pensarlo, porque nadie te dejó reflexionar, porque las circunstacias te condujeron a un callejón sin salida bañado en odio. Y mientras tanto, tu intolerancia mantiene entre rejas a muchos. Donde acabaras tú. Se repite la misma historia. ¿Y para qué?

En otra ocasión, si nos dejan, seguiremos enredando. Adios."

Dos periodistas, jóvenes y mujeres, publican valientes en sus blogs su visión de los atentados. No se la pierdan.

Rosa Jiménez Cano titula ‘No a ETA’ y escribe, con rabia, “ETA agrede por miedo a contemplarse en el espejo”.

Carmen Ibáñez, en su anotación ‘Comida de tarro’, habla de la juventud vasca y de la posible luz al final del túnel: “ETA no sólo mata cuando pone una bomba lapa o pega un tiro en la nuca. La escasa empatía que demuestan parte de los vascos nacionalistas con las familias de los muertos es otro crimen. Hoy el Parlamento de Euskadi rinde homenaje a los dos últimos asesinados por la banda. Quizás una lejana luz al final de este túnel que viene durando ya demasiado. Y ellos lo saben”.

Juanjo Ibáñez, en su blog El Jardín de Bomarzo, encoge ese corazón tan grande que tiene y cita a Cartier en una entrada de antología que suscribimos los Enredados todos: “Están muertos. Quizá no lo sepan. Pero nosotros sí. Lo sabemos desde hace mucho tiempo. Lo sabemos cada vez que salímos a la calle y cada vez que nos levantamos aunque nos duela el alma. Están muertos. Y solos”.